Pedazos de nuestro pueblo, pedazos de nosotros mismos. Adéntrate en este blog y descubre trocitos singulares de nuestro presente y de nuestros antepasados. Espero que te guste y espero tus comentarios al final de los artículos.

jueves, 5 de enero de 2012

SAN ANTONIO O SAN ANTÓN ABAD

Imagen tradicional de San Antón Abad, con animales
"Hasta San Antón, Pascuas son"... Si hay algún santo por antonomasia que tiene ermita en todas las poblaciones, ése en San Antón, el patrón de los animales. Hasta Madrid, en su castiza calle de Fuencarral, tiene su iglesia dedicada a este santo de clara ascedencia popular entre la gente de campo.

Este monje cristiano al que se atribuyen muchísimas leyendas y que tiene clara advocación y preeminencia sobre los animales, en Casas de Haro siempre ha tenido su pequeña ermita en la confluencia de las calles Grupo Escolar, San Antón, Huertas y calle Mayor (pues de ella comienza la calle doctor Jareño, anteriormente el camino del Cementerio)

En nuestro pueblo, si de algún santo antiguo podemos hablar, ése es San Antón: de un inventario del Socorro Rojo Internacional (ejército rojo) de 1937 realizado en Casas de Haro, se habla que la única figura santoral que se pudo salvar fue una pequeña imagen de San Antón, algo deteriorada, con graciosos repintes en su manto. 

Durante este año, se ha tenido la ocasión de ver y fotografiar a San Antón como nunca antes se pudo hacer. Debido a la restauración -o incluso reconstrucción- de su ermita, el pequeño santo acompañado por su gracioso gorrino ha estado expuesto en la Iglesia de Santa María Magdalena. Se trata de una talla de no más de 60 cm, en la que el titular, aparece acompañado de su famoso gorrino. Y es que la iconografía cristiana tiene mucho que ver con este hecho. Se le suele representar anciano, con hábito de monje -usualmente se le representa con el hábito de su orden, especializada en las enfermedades contagiosas- y también con el gorrino o cerdo a sus pies, símbolo en muchas ocasiones del sometimiento de los animales a él o también símbolo del triunfo de este santo sobre los pecados carnales y el mundo en general.

San Antón abandonó sus bienes para tener una vida de ermitaño. Como opción, se sabe que gracias a este hecho fue bendecido por Dios con 105 años de edad. Además, retirándose al desierto, fue tentado por el demonio en muchas ocasiones; por ejemplo, un cuadro de Velázquez en el que representa las tentaciones de San Antón y San Pablo, nos presenta a este santo alimentado por un cuervo.

Las tentaciones de San Antonio y San Pablo, de Velázquez.
Y es que San Pablo el simple, discípulo de San Antón, contaba que era alimentado por un cuervo y que a la muerte -de san Pablo- fue ayudado para enterrarlo por dos leones y otros animales (de ahí la fama como patrón de los animales y también de los sepultureros).

De él se cuenta también que un buen día una jabata se le presentó con sus jabatos en actitud suplicante -pues éstos estaban ciegos-, y San Antón decidió curarlos. De ahí que la jabata y sus hijos no se separaban de él. Evidentemente, durante la Edad Media se consideró que el cerdo o jabalí era un animal impuro, y de ahí que se le representara a sus pies, por ser vencedor de la impureza.

Al tener tanta importancia por ser el santo de las enfermedades contagiosas, muchos hospitales estaban bajo su advocación y para su mantenimiento se soltaban cerdos por las calles; para evitar que la gente se los llevase, se pusieron bajo su advocación. En nuestro pueblo, hasta hace no mucho tiempo, también se soltaba durante su festividad un gorrinillo que todo el mundo iba alimentando hasta el año siguiente. Y en su festividad, se hacía una rifa llevándose el "gorrino de San Antón" un habitante de nuestro pueblo, que con él daría manutención a su familia gracias a la matanza, efectuada por este tiempo.

Evidentemente, en nuestra filosofía cristiana, el poner un animal al lado de un cristiano, era como decir que esa persona había entrado en bienaventuranza, puesto que se tenía la creencia de que se dominaba a la creación. De ahí su iconografía.

De nuestro san Antón podemos comentar que aparece representado con las Sagradas Escrituras o Biblia en la mano izquierda y un largo bastón o cayado en la derecha, ambos símbolos evidentes de su ancianidad e inteligencia. Estos dos símbolos tienen que ver con la edad. Sus largas barbas y su eminente calvicie nos hacen ver que se trata de un santo mayor. Recordemos que uno de sus principales atributos es la ancianidad.

Famoso gorrino de San Antón, con una evidente capa de polvo y necesidad de restauración.
Por otro lado, a sus pies se representa un gracioso gorrino, de color marrón oscuro en actitud de mansedumbre hacia el santo, dado que aparece apoyado en sus patas traseras y con una mirada de mansedumbre.
Primer plano de San Antón, en el que se evidencian los ojos de cristal, el halo de santidad, con una insinuación de cruz, de color plateado y las escrituras, el bastón o cayado y la larga barba y calvicie símbolos de su ancianidad y sabiduría.

En último caso, destacaremos la iconografía y simbolismo oculto de sus vestiduras. De un color marrón y azul, pueden representar el tránsito entre el cielo (azul) y la tierra (marrón), así como la referencia algo lograda a las famosas vestiduras de la orden de San Antón.

Destacaremos dos detalles que en ocasiones se nos escapan y que son de referir: en primer lugar, su corona o halo de santidad, conseguida en una especie de material pobre, como es el latón, y algo deteriorada. Pero no por ello, menos particular. Recordemos que esta corona, así como el santo, deben tener como mínimo 150 ó 200 años. También es de resaltar, en segundo lugar, sus ojos. Son ojos de vidrio, ensartados en la madera y que ofrecen a aquél que tiene la suerte de mirarlos en la cercanía una imagen de sencillez y de protección. No emana su figura una imagen de provocación, sino de serenidad, cercanía y por supuesto de santidad. Además, y es un detalle muy particular, uno de sus ojos aparece movido, es decir, no mira del todo recto y aparentemente se le puede observar como bizco. El detalle no tendría mayor importancia si no viéramos que es una imagen particular y única. Todas las demás imágenes, a excepción de la Virgen de Maglián y el niño que se da a besar en fechas navideñas son los santos más antiguos que tiene Casas de Haro en su haber.

Es costumbre el día de San Antón hacer hogueras (además tradición enraizada en la cultura española), así como dar nueve vueltas a su ermita con o sin animales para pedir alguna bendición al santo; y no olvidemos tampoco que en esta época se daban los famosos "tostones", que no es otra cosa que forraje de animales frito, que en ocasiones hemos recibido de pequeños y que tiene un sabor salado.

Hoguera de San Antón
Con su reciente reconstrucción, hecha a imagen y semejanza de las iglesias de arriba y de abajo, y en la que se ha preferido esa estética a la anterior -a nuestro entender, algo fea y poco estética-, se ha buscado equiparar una ermita que ha quedado con las decisivas remodelaciones urbanísticas del pasado siglo XX unida al pueblo en su extensión y conjunto. Pensemos que anteriormente esta ermita estaba a las afueras del pueblo, entre el naciente barrio de las Casillas y el antiguo Cementerio de Casas de Haro, en el que su cruz de hierro y sus dos poyetes, sabiamente respetados en su remodelación, daban reposo al caminante ante la necesidad de la caminata que tenían que hacer hacia el antiguo cementerio.

El hecho de que se haya ubicado un pequeño campanario a la ermita y que se haya reforzado la construcción de sus esquinas ofrecen al visitante un conjunto maravilloso y como mínimo pintoresco: nuestra recomendación es que miréis a la ermita desde la conjunción de la calle Huertas con la calle Ecuador y observemos la estampa ofrecida, o desde la calle Mayor después de salir con el cruce de las Casillas en una imagen de frontalidad y con el campanario de la Iglesia del Medio como fondo. Nunca antes Casas de Haro había tenido tanto esplendor y estética, además que nuestra antigua ermita se estaba volviendo como mínimo inhabitable y amenazaba ruina. La oportuna aportación de nuestra Asociación de Cazadores y Propietarios ha conseguido que podamos volver a contemplar esta joya de nuestro arte en su justa perspectiva.

Sin ánimo de alargarnos, pero sin querer dejar nada en el tintero, hablaremos por último de la tradición, quizá más popular que entronca con San Antón. En estas fechas, los quintos, que eran los llamados a cumplir el servicio militar, y en su más tierna juventud, se dedicaban a hacer la ronda y en muchas ocasiones las delicias de los de Casas de Haro. En la terna o quinta se nombraba al más pequeño "el de las cuentas", y el mayor ostentaba la correa, con la que impartía justicia; también la turuta o cuerno, que en nuestro caso era una concha marina grande, se tocaba por el pueblo, haciendo entender que llegaba la época de los quintos. Se dedicaban a pedir por las casas, a beber (muchas veces de gratis), a recoger leña por los vecinos montes y tierras de labor para hacer la famosa hoguera de San Antón, que también, llegado el caso, hacían los habitantes del lugar. Ese día era un día de regocijo: los quintos invitaban a las quintas, se freían chorizos, panceta, morcillas, etc... el día de san Antón en esa famosa hoguera (siempre a espaldas del actual supermercado), y por último -quien se atreviera, algunas veces a correazos- debían saltar dicha hoguera.
La costumbre de los quintos era un rito de paso de las culturas indígenas al cumplir la mayoría de edad. En España, Juan II de Castilla impuso la obligación de contribuir con la sangre o la obligación del servicio militar a uno de cada cinco varones. La retomó Felipe V en 1705. En 2000 se suprimió el servicio militar obligatorio y con ello los famosos quintos quedaron relegados a una costumbre de la cual hablaremos a nuestros vástagos pero que ha quedado en desuso.




Imagen tradicional de San Antonio Abad, con la bestia a sus pies y el largo cayado y la Biblia en sus manos, así como su evidente vejez.

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